Génesis 45.3-8
Dios ha estado en actividad desde el primer versículo de la Biblia, y
todavía está dirigiendo acontecimientos que involucran a naciones,
familias e individuos. Y aunque Él adapta su plan específicamente a
cada individuo, nuestro Padre celestial quiere que todas las personas vengan a la fe salvadora en Cristo.
La transformación de los creyentes para que se conviertan en un
reflejo de Jesús es un largo proceso de cambios pequeños; esto significa
que el trabajo de Dios puede, a veces, parecernos lento. El Señor le
aseguró a Abraham que sería el padre de naciones, pero tuvo que esperar
varias décadas para el nacimiento del hijo prometido (Gn 15.1-5).
Aunque Dios estuvo trabajando todo el tiempo, Abraham debió haberse
preguntado si el Señor había olvidado la promesa. Dios actúa con
paciencia, y su tiempo le permite coordinar cada detalle de manera
perfecta.
A los creyentes les gusta compartir historias sobre la dramática
intervención del Señor en sus vidas. Saber que Él da, rescata o sana, es
emocionante y alentador. Pero también trabaja de maneras que pueden
parecer poco importantes. Por ejemplo, después de llegar a Egipto, José
fue solo un criado en la casa de Potifar, pero este fue su primer paso
para convertirse en el segundo al mando de ese país (Gn 39.1-4; 41.41). Dios tiene un propósito para todo lo que llega a nuestra vida, incluyendo amistades, trabajo y situaciones.
Si usted desea experimentar a Dios en acción, no tiene que esperar a
que Él haga algo grande en su vida. Esté atento, porque cada día es una
oportunidad para verle. Lea su Palabra para que pueda entender cómo ha
actuado en la vida de otros, y luego observe cómo interviene en la
suya.
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