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Fortalecidos

Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo” (Col. 1:11).
El poder para la vida cristiana procede siempre de Dios. Esa potencia espiritual capacita para el ejercicio de tres virtudes: paciencia, longanimidad y gozo. El apóstol usa expresiones absolutas: todo poder... toda paciencia. Frente a los relativos actuales, Dios ofrece la dimensión de los absolutos, como corresponde a la única medida perfecta que es Jesucristo. Es con todo el poder de Dios que el creyente es fortalecido. La vida agradable a Él tiene que ser vivida en un plano sobrenatural, para lo que nuestras fuerzas no son suficientes. El versículo habla de la potencia de Su gloria. Dios es omnipotente, quiere decir que puede hacer todo lo que se propone. La Biblia enseña que “de Dios es el poder” (Sal. 62:11). No es fácil entender esa dimensión divina porque no hay relación alguna de comparación con todo cuanto existe. Ante Él “todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga: ¡Qué haces?” (Dn. 4:35). Todo cuanto existe vino a la existencia por la voz de autoridad divina que dijo Sea y fue hecho conforme a Su designio. Por eso el salmista recuerda que “Él dijo y fue hecho; Él mandó, y existió” (Sal. 33:9). No solo manifestó su poder en la creación, sino también en la conservación de todo lo creado, ya que “sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder” (He. 1:3).

Su omnipotencia está comprometida con la vida de Sus hijos. Dios es el que hace milagros portentosos como que “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Is. 40:29). Dos cosas imposibles para el hombre. Nadie puede esforzar a quien está cansado y mucho menos a quien no tiene ninguna fuerza, pero Dios lo hace multiplicando lo que es cero y haciendo el milagro de darle fuerzas a quien no las tiene. La gracia pone la fuerza de Dios a disposición de los suyos para que levanten alas como las águilas y caminen sin cansancio y sin fatiga. El versículo de hoy nos enseña que Dios da los recursos necesarios de poder para servir en cualquier circunstancia.

Ese poder capacitará este año para el ejercicio de la paciencia y la longanimidad. La primera permite mantenerse firme bajo cualquier peso. Estaremos firmes y perseveraremos en la fe en cualquier circunstancia o situación adversa, en tiempo de aflicción, sufrimiento y persecución. Pero también nos dará la capacidad de vivir manifestando longanimidad, que significa un corazón grande. Es la capacidad de resistir sin tomar represalias ante cualquier provocación que venga de los hombres. Y todo esto con gozo. No se trata de ser pacientes mientras se vive con un corazón entristecido que manifiesta raíces de amargura. Dios nos capacita para vivir gozosos cada día. La manifestación del gozo del Señor es posible por la acción del Espíritu Santo. Esto nos permite soportar las pruebas alabándole en medio del conflicto (Hch. 16:25). Bien podemos entrar en este tiempo con seguridad, porque seremos “fortalecidos con todo poder”. No sé como será el futuro pero sé que siempre estará bajo al poder de Dios
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